la poesía es en la cama…lo demás son textos

Morir con Keith

 

 …sonará macabro, pero el día en que me entierren me gustaría que sonara de fondo el «Don´t ever leave me» de Keith Jarret…

km867

Luc Besson guía al perro

Acabo de ver «Danny the dog», una peli que cuenta la vida de un chaval adiestrado por una banda de delincuentes para matar. En principio, y considerando que es una peli de ficción, me han parecido demasiado fantasiosas tres cosas:

¿Qué piensas cuando ves esta «señal»?

a) Que puedo aparcar cuando me de la gana.
b) Que es un espacio reservado para el aparcamiento de personas discapacidadas
c) Que como soy tonto perdido puedo aparcar donde me salga de los…….

Bueno, ahora la puntuación, si has elegido la B, enhorabuena, veo que al menos eres de los que respeta algo…

Si has elegido la A o la C realmente me das pena… ese lugar esta reservado para discapacitados, no para tontos, así que espero que la próxima vez te lo pienses un poco más.

¿Y porque me he levantado asi de borde hoy? Porque estoy harta de ir a cualquier sitio y ver que todos o el 90 % de los aparcamientos reservados a discapacitados esta ocupado por gente que la única discapacidad que tienen es que las neuronas que les quedan andan todas medio cojas. La gente no se da cuenta de la verdadera molestia que puede causar…

Yo por ejemplo, cuando voy con la furgoneta del trabajo en la que suelo llevar a 7 personas discapacitadas, me las veo y me las deseo para poder aparcar en un sitio que se supone que está reservado para facilitarles la vida… y no para complicarla más, puesto que, muchisimas veces, en centros comerciales y sitios así me toca aparcar lo más lejos posible porque la furgoneta no coge en ningún lado ya que el reservado está ocupado con gente comodona que ni va en silla de ruedas, ni tiene problemas de movilidad… y si vamos con la furgoneta adaptada, la cual tienes que dejar un espacio atrás para que baje la plataforma, ya ni te cuento… cuando vamos a llegar a la puerta de la tienda ya nos han cerrado.

Pues nada señores y señoras, por dirigirme a ustedes de alguna forma… sigan aparcando donde les de la gana, y gracias por ser solidarios y tener un poco de dignidad.

Mamá, quiero ser Sabina

Escribo esto mientras veo el DVD que lleva el álbum «Dos pájaros de un tiro», un recopilatorio de la gira que Serrat y Sabina hicieron el pasado año por España, y que por cierto tuve la suerte de ir a ver a Elche bastante bien acompañado…

Recuerdo que uno de los primeros vinilos que entraron en mi casa cuando mi padre se compró aquél Pioneer de último modelo, fue el «Hotel dulce hotel» en el que aparecían temas como «Así estoy yo sin ti», «Pacto entre caballeros» o «Que se llama Soledad».

Mea culpa, Frodo

Aun recuerdo cuando fui al estreno de la primera parte de “El Señor de los Anillos”. Supongo que sería por las horas intempestivas y los asientos mullidos de los nuevos cines en Cartagena, pero a la media hora estaba roncando como mi abuelo… o más… Andrés, que en ese momento trabajaba en el cine y me había conseguido una entrada de última hora, no paraba de darme codazos… “No te traigo más al cine cabrón”.

DÉJAME CONTARTE (crónica anónima de un año soñado)

Déjame contarte que esta noche he tenido una pesadilla. La escena parecía sacada de un spaghetti western de serie be: soñé que un tipo con una corona tatuada en su cabeza, hacía desaparecer su infinita paciencia y ordenaba por real decreto hacer chitón a un bocazas venezolano que mantenía oprimido a su pueblo. Después, levantándose de una tumba decorada con cintas de película en ocho milímetros, un señor canoso y de voz ronca mandaba a la mierda al sudamericano. “¡A la mierda!”, le gritaba con los ojos inyectados en güisqui barato.

Mientras tanto, sobre sus cabezas sobrevolaba el jet privado de un político ecologista americano con ansias de venganza por un par de votos robados, inundando la atmósfera de mi sueño de monóxido de carbono, al tiempo que vociferaba por un altavoz el mal que todos le estábamos causando al planeta por no usar más a menudo el transporte público.

Todo el sueño se desarrollaba en un escenario en el que estrellas consilueta de euro y compuestas de gas natural y energía eléctrica, vagaban en un cielo negro formando las letras ‘o’, ‘p’ y ‘a’.

Entre todo este absurdo, el único protagonista que intentaba conseguir un poco de paz era un tipo calvo, con gafas de pasta y toga negra, que golpeaba insistentemente su maza de madera contra dos menhires con forma de ‘once’ y de ‘eme’.

Supongo que las endorfinas que controlaban mi fase REM no pudieron aguantar la presión de tal caótica escena y me desperté, sudoroso, cuando en el sueño las víctimas del terrorismo de un país rancio y cutre se veían humilladas al enterarse a través de las ondas emitidas por una hiena disfrazada de humilde obispo, que la banda que asesinó vilmente a sus familiares y amigos había decidido volver a sus andanzas rompiendo una tregua que nunca existió.

Lamentablemente, al levantarme de la cama, advertí que todo lo soñado reflejaba la realidad del planeta en el que vivo y no quiero vivir, y que lo mejor que había pasado en este año 2007 había sido conocerte, a ti María, la que me hace sonreír en un mundo en el que nada ni nadie parece invitarte a ello.

km867